vendredi 5 octobre 2007

Dejo de ser un sueño

La vida dejó de ser un sueño cuando coincidimos,
tu mirada fue un acierto, por siempre tú, elijo vivir sobre tu nombre, hago de tu nombre mi universo de tres sílabas, cuando escribo tu nombre siento el roce de tu tacto que has inventado para mí, para cuando llegue a extrañarte tanto... en noches como esta que tengo la inevitable tentación de escribirte cartas, ...y llegar a donde estés para que tampoco me extrañes, para que no me transformes en espina clavada en tu costado.

Sueño el instante exacto, el nuestro, el dual, el unánime, la caricia dispuesta, inconfundible, creo en ti, no detengo mis dedos al escribir un -te amo-, que- pervive y exige su lugar en la hoja que estaba en blanco, estoy segura de estar viva por la mañana, cuando se abre el mundo sobre tu beso, y todo este silencio danza como imagen móvil de tu ausencia, entonces te nombro aunque dueles, algo de ti nunca está ausente, luego te nombro y ya no dueles. Boca arriba, bajo la noche, misterio de estrellas y tú, es hora de escribir que no te vayas de mi lado, decidir que debo pedirte que nunca lo hagas, debería fumarme algún cigarro y tomar un tequila antes de continuar escribiéndote, como en las películas de escritores y poetas, pero me saldrían frases más literarias que sinceras, además yo no fumo, tampoco tomo y sufro mucho de un desasosiego que me invade cuando compartimos esta ausencia que no tiene nada de cinematográfico, -quédate siempre a mi lado-, te lo escribo aunque no tenga banda sonora de fondo, que permanezcas te pido.

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