Llegas... me miras, me invades...
Atraviesa mi mente... la luz cegadora de tus ojos verdes, brillantes, altivos...
Me golpea el interior... el tono grave que brota de tus labios...
Estremece mi alma... tu cuerpo... la visión física del pecado onírico, deseado, perfecto...
Me inquieta el corazón... tu mente... misteriosa cueva de sombras blancas, espejismos claros y fantasías reales...
Pierdo la cabeza... con tu alma, tu corazón que late rápido...
Los gestos amables, los besos tiernos, las caricias llenas de ese cariño que desprendes en dosis justas pero llenas de amor...
Me atraviesa el alma... cada momento en que saboreo a tu lado el placer intenso del amor en que nos perdemos, apretando con fuerza los cuerpos con el deseo intenso de fundirnos... de quedarnos allí tendidos, cómplices de sensaciones mágicas, locos de amor sereno... para siempre...
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